EL SER HUMANO puede ingerir a modo de alimento casi cualquier cosa, desde secreciones mamarias (leche) hasta cristales minerales (sal común), pasando por frutos, flores, semillas, tallos, hojas, raíces, algas, hongos, huevos de peces o de aves, y cuerpos muertos de diversos animales.
Todos estos productos más o menos procesados, dan lugar a los miles de alimentos diferentes que se expenden en el comercio.
El hecho de que podamos comer toda esta variedad de alimentos, ¿significa que son todos ellos igualmente aptos para el consumo humano?¿Existe acaso una alimentación idónea para los humanos, que además de nutrir conserve ¡a salud y evite las enfermedades?
Casualidad o proyecto inteligente
El ingeniero ha terminado su trabajo. El reluciente motor acabado de construir se halla sobre el banco de pruebas, a punto de funcionar por primera vez.
-Aquí está e\ tipo de combustible que se debe emplear para este motor -dice el ingeniero a sus colaboradores-. Ningún otro dará un resultado óptimo. ¡Ah, y no os olvidéis del aceite: tiene que ser precisamente de esta clase!
Solamente quien haya proyectado y construido un motor podrá recomendar con pleno conocimiento de causa el tipo de combustible y de aceite que su mecanismo necesita.
Alimentos especialmente recomendados
¿Y qué ocurre con el ser humano? Si su aparición en el planeta Tierra es una consecuencia casual e imprevista del azar evolutivo, entonces no debería existir para él una alimentación idónea; simplemente, se habría ido adaptando a los alimentos disponibles, y con cualesquiera que estos fueran, acabaría funcionando bien y gozando de buena salud.
Sin embargo, si el ser humano ha sido creado por una Inteligencia superior, de acuerdo a un plan y con un propósito, debería haber también unos alimentos especialmente creados para su buen funcionamiento fisiológico. Muchos creyentes encuentran la respuesta a estos interrogantes en los primeros capítulos del Génesis, donde se dice que las hierbas que dan semillas, es decir, los cereales y en sentido amplio también las legumbres, los frutos de los árboles,1 y las verduras y hortalizas que se añadieron después,2 constituyen la dieta idónea para la especie humana.
Adaptación sí,
pero sin prescindir
de los alimentos necesarios
El ser humano posee una gran capacidad de adaptación fisiológica a diversos tipos de alimentación. A pesar de ello, la ciencia de la nutrición nos muestra que existen ciertos alimentos de los cuales no se puede prescindir, como son las frutas y las verduras y hortalizas frescas. Cualquier dieta no puede proporcionar buena salud. Por mucho que nos adaptemos a ciertos alimentos que no son los ideales, como ocurre con los de origen animal, seguimos necesitando los vegetales, que son precisamente los más saludables e idóneos. Así, por ejemplo, los esquimales de Alaska, que se han adaptado a una dieta rica en pescado, su fren de numerosas enfermedades crónicas debido a su escasa ingesta de fruta y hortalizas.3 Los alimentos vegetales, fuente de salud y de poder curativo
En los últimos años se está produciendo un número rápidamente creciente de descubrimientos científicos en relación con los alimentos de origen vegetal. A medida que se han perfeccionado los métodos de análisis químico, se ha ido comprobando que en las frutas, cereales, legumbres y hortalizas existen, además de nutrientes como en cualquier otro alimento, dos tipos de compuestos que no se hallan en los alimentos de origen animal:
• antioxidantes (ciertos minerales y vitaminas).
• elementos fitoquímicos de acción curativa.
Muchos científicos se preguntan por el origen y el significado de estas sustancias beneficiosas en los vegetales. ¿Por qué las necesita el ser humano para su salud?¿Por qué continúa necesitándolas incluso después de haberse adaptado durante siglos o milenios a una alimentación carnívora, como es el caso de ¡os esquimales? ¿A qué se debe que exista una dieta ideal para ¡a salud de los humanos?
Dos opciones...
Hay quien piensa que la humanidad se encontró, como fruto de la mera casualidad, con plantas y alimentos vegetales dotados de poder curativo. De forma espontánea, mucho antes de que existiéramos, estos vegetales habrían evolucionado hasta ser capaces de sintetizar precisamente aquellas sustancias que nutrirían y curarían a los seres humanos que iban a aparecer después.
Pero también podemos pensar, con no menos nivel de racionalidad, que existe un plan inteligente trazado por un Ser superior, que creó al hombre y a la mujer, y les proveyó el "combustible" idóneo: los alimentos vegetales.
Sin duda que muchas cosas han pasado desde entonces. Así que, en el estado actual de la naturaleza y de la humanidad, los alimentos de origen animal pueden llegar a ser necesarios en algunos casos: aunque nunca imprescindibles. Sin embargo, la base de la alimentación humana, así como la mayor fuente de productos salutíferos, continúan siendo la fruta, los cereales, las semillas, y las verduras y hortalizas , excepto claro esta, en la primera fase de la vida (la lactancia materna)
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